domingo, 14 de octubre de 2012

Obito x Rin fanfic "Quiéreme... Ámame... Hazme parte de tu mundo"


Quiéreme…  Ámame: hazme parte de tu mundo

Era cerca del último día de clases en la academia ninja: todo el mundo estaba muy feliz porque por fin saldrían del tedioso lugar que tanto esfuerzo les había costado dejar: adiós prácticas tediosas, entrenamientos intensivos y clases aburridas: por fin todos serían nombrados Genin: faltaba poco para que ese día llegara, cerca de tres meses, pero esos últimos días eran más que nada puro relajo y diversión: como suelen ser las épocas del fin de cursos. Obito Uchiha  se encontraba sentado en su respectivo asiento dentro del salón de clases, totalmente aburrido y sin ánimos de nada: era curioso en él que no estuviera socializando y como quien dice, echando relajo, pero la verdad él se encontraba muy deprimido: muy aburrido con la vida misma. No había logrado activar su Sharingan todavía “No he logrado activar mi Sharingan… ¿será eso lo que me tiene deprimido?” se preguntaba entre sus pensamientos “Si, debe ser eso. Ya se me olvidará el asunto cuando lo logre” pero él seguía con los ánimos por el piso ¿tendría que ver que no tenía amigos? “Puede ser eso ya que nadie me habla, y si les hablo, se alejan” él se preguntaba por qué parecía no caerle bien a nadie: quizás era muy ruidoso, demasiado alegre o muy hiperactivo “¿Es un crimen ser uno mismo?” se preguntaba “puede ser eso lo que me tiene deprimido” se seguía preguntando: en eso divisó a un grupo de niñas (no tan pequeñas, de nueve a diez años) las observó: todas preocupadas por ellas mismas y por como lucía su cabello esa mañana, o sobre quien tenía la ropa más bonita o las mejores habilidades ninja: todas unas superficiales “Niñas” se decía el mismo, en eso, una de ellas volteó: -¿Acaso nos llamaste, tonto?- le gritó una de ellas –N…n-no, yo sólo…- al pobre le daba por tartamudear cuando en la escasa ocasión, una chica le llegaba a hablar… o insultar  -¡Hey, baka, no me digas que quieres una novia!-exclamó otra de ellas pero con voz aún mas fuerte haciendo que todo el mundo la escuchara. Para mala suerte de Obito, toda la clase se estaba riendo de él “Sonará raro, pero eso no me hace sentir deprimido, siempre es lo mismo” y así era, siempre era lo mismo: él hacía bromas para que se rieran de él, o simplemente se burlaban de él por pura gracia o costumbre, pero él estaba harto.  En eso, se uso a pensar en la última burla que le habían dicho: “¡Hey, baka, no me digas que quieres una novia!”  “Novia” pensaba, hasta que sus pensamientos lo traicionaron –Si quiero…- dijo  en un impulso, un inocente y repentino impulso que no fue capaz de reprimir y no previó que las risotadas en su contra se desataran al por mayor -¡Que tonto! ¡Feo! ¡Eres un asco!-  gritaban todas las niñas del salón “Okey, ahora sí recuerdo porque estoy deprimido” y la respuesta era simple: “Nadie me quiere”. En eso entró el maestro haciendo que con su presencia todo el mundo se callara
-¡Muy bien! Vamos a iniciar la clase…. ¡ASI QUE CALLENSE!- y con ese estruendoso grito como el motor de una sierra todo el mundo se quedó en silencio, salvo unas pequeñas risas que aún se escuchaban
-¿Y ahora de quién se ríen?- ya no preguntaba de “que”, sino de “quien”- No me digan que de Obito… otra vez- mostraba una leve cara de fastidio, pero sin dejar de ser tenebroso
-Ibiko-sensei, es que es que…. ¡Obi-no-baka quiere tener novia! Ahahah- alguien se empezó a burlar pero…
-A CALLAR- lo calló de un golpe, perdón, grito- Aquí no venimos a jugar a los novios, déjense de tonterías y… Obito el día de hoy no me des lata ¿entiendes?- le lanzó una mirada intimidante, pero lejos de intimidarse Obito sólo lo miró con desinterés y soltó un monosílabo
Ibiki Morino era uno de los maestros más temidos, en el rango de Chunin próximamente a convertirse en Jounin, decían que se especializaba en la tortura de alumnos cuando éstos no aprendían nada: Obito cuando era castigado era forzado a hacer toda la limpieza de la academia durante  días, a veces semanas, pero a él ya le valía el asunto: si nadie en el mundo que no fuera su madre lo iba a querer, no le importaba en lo más mínimo lo que le sucediera a él ¿Acaso la vida sólo era tratar de activar el Sharingan?... En eso….
-CIERREN TODOS LA BOCA O LOS MATO- la clase muy amablemente se quedó callada por un leve momento de terror –Voy a presentarles a una nueva alumna, ella viene de la aldea del Remolino y terminará sus estudios en Konoha…. *silencio* VAMOS PASA, NO TENGO TODO EL DÍA- gritó desesperado, pero aquellos pequeños piececitos se movían muy lento
-VAMOS- le volvió a gritar hasta que ella se decidió a entrar: Obito con poco interés dio un vistazo al nuevo alumno, que no era nuevo, sino nueva: él, al percatarse de su belleza, la observó lentamente de pies a cabeza:  Tenía el cabello corto y castaño brillante, como si fuera un chocolate: sus ojos eran de color café y hacían juego con su cabello: su piel era muy blanca, parecía una muñequita de porcelana: llevaba puesta una blusa negra pegada al cuerpo de manga larga, y una falda de color rosado que le llegaba hasta un poco antes de las rodillas y unas calcetas color rojo: su única “peculiaridad” era que tenía dos marcas color morado en las mejillas, pero de ahí en fuera, era…
-Preciosa…- todas las miradas fueron para Obito por un momento, inclusive la de la chica nueva que ahora lo observaba también: sus ojitos vibrantes ahora estaban puestos fijamente en él, con un leve sonrojo. Después de todo, que te digan “preciosa” el primer día de clases y además que sea un chico que no conoces, eso pone ruborizada a cualquiera
-Ahahahahhaahahahaha- todo el mundo se reía de él otra vez. Obito se tapó la boca cuando se dio cuenta de que lo que pensaba se había salido de su boca de nuevo sin su permiso.
-¡Demonios!-se dijo así mismo.
-¡Obito! ¡Te dije que no quería que me causaras lata hoy! ¡Hazlo de nuevo y te mandaré a limpiar los baños otra vez!
-Seee seee-  le respondió desinteresado
-QUE DIJISTE-
-¡N-nada! nada sensei lo juro- dijo él cubriéndose la cabeza
-De acuerdo, hoy tendré piedad de ti… Bueno  como les decía… Ella es Rin, será su nueva compañera hasta que termine el año-
-Mucho gusto en conocerlos- dijo ella con una sonrisa- espero llevarme buen con todos ustedes
-¡Sobre todo con Obito!- gritó una inoportuna voz, pero antes de que notaran el leve sonrojo de Obito y las risas volvieran a salir, el maestro le lanzó el borrador en la cara, rompiendo el muro con todo y alumno
-DIJE QUE SE CALLEN- esta vez nadie quiso hablar. –Rin, ve y siéntate ahí- y señaló un lugar vacío al lado de un chico de cabellera gris brillante encrespada, con el rostro parcialmente tapado que sólo dejaban ver sus ojos
-Ho-hola- dijo ella en una tímida voz, como si le diera pena hablar con ese chico
“¡No puede ser, es el idiota de Kakashi!”   Obito apretó la mandíbula y apretó fuerte los puños: Kakashi Hatake era su archirrival, su peor enemigo y la persona que mas odiaba: siempre tan popular, tan fuerte, genial y además, para rematarla, un imán de las chicas “¡Simplemente es odioso!” Se decía en sus pensamientos “Y ahora parece que ha logrado captar la atención de Rin ¡pero si ahorita me estaba viendo a mí! ¿Qué pasa con esta mujer?” Y nuevamente se sumergió en una depresión total ¿Acaso no tenía esperanzas?
 Inició la clase: todos sacaron sus pergaminos para ponerse a estudiar los puntos de corriente de chakra (materia bastante aburrida para ser sinceros) y todo el mundo estudiaba en equipo… menos Obito. En eso, se escuchó un leve golpe, como cuando das un manazo y fue Rin la que cayó al suelo
-¿Pero qué demonios ha pasado?- exclamó Obito sorprendido
-D-duele…- se sobaba la mano Rin
-Sólo quise evitar que leyera mi libro-
-¿QUE?- al parecer, Rin tenía curiosidad por el libro que llevaba Kakashi y éste, en “defensa”, le dio un “ligero manazo”, lo suficientemente ligero para que ella cayera al suelo
-Idiota… ¿la golpeaste?- gruñó Obito a punto de estallar
-Somos ninjas: no pasa nada si golpeamos a una mujer- dijo sin más expresión, aquel asunto parecía causarle indiferencia al peli plateado
-Cabrón… tú…. – y en eso, Obito se lanzó encima de Kakashi propinándole una serie de golpes frenéticos que no parecían tener fin, pero como Kakashi era muy bueno en Taijutsu, no le causaron mucho daño que digamos. Rin observaba la pelea asustada mientras todo el mundo gritaba: “¡pelea, pelea!”  Hasta que Kakashi se hartó y lo golpeó fuerte y secamente en el estómago
-¡Ugh!- se quejó él, cayendo de rodillas
-No eres rival para mi, así que mantén una distancia prudente ante mí- comenzó algo arrogante mientras le daba la espalda- Claro, si no quieres terminar c…- en eso, Obito lo golpeó en la nuca y fue Kakashi quien cayó al piso –Si no quiero terminar como tú- dijo Obito triunfante. Toda la clase lo observaba con asombro y él sonreía ampliamente, en eso volteó a ver a la pequeña Rin: ella lo miraba sorprendida en eso, él se le acercó
-¡¿No te hizo daño?!- preguntó casi gritando
-N…no… yo estoy bien- dijo ella mirándolo fijamente –G… Gracias- dijo ella finalmente, brindándole una pequeña y linda sonrisa
-Ahhh… no hay nada que agradecer- le contestó babeando el chico pelinegro (¿Así o más obvio?) pero para su mala suerte (si, otra vez) el maestro (quien había desaparecido previamente) tomó a Obito del suéter haciéndolo flotar (literalmente) haciendo que el pobre chico pataleara implorando ser liberado
-Obito…- sus ojos eran ocultos por su propia sombra y el chico gritaba llorando suplicando piedad
-Sensei no se enoje con Obito, por favor: él sólo fue en mi ayuda- le explicaba tranquilamente Rin. Ella le contó lo que había pasado y el maestro decido soltar delicadamente a Obito, haciéndolo azotar en el suelo cual saco de patatas.
-¡Hatake, Uchiha! Que no se vuelva a repetir-  sentenció el maestro con mirada seria pero más relajada. -¡Tú!- gritó refiriéndose a Rin –siéntate al lado de él- ordenó señalando el lugar vacío que estaba al lado de Obito… Éste no podía creer lo que estaba escuchando
-¿¿DE VERDAD??- preguntó maravillado casi a gritos el chico del visor naranja
-Obito… tú…- el aura asesina se sentía en el ambiente cuando….
-Ibiki sensei, se le solicita en la oficina- una atractiva mujer de cabello negro y ojos carmesí que hacían juego con sus labios hizo su aparición: la Sensei Kurenai Yuji era Chunin también y ahora solicitaba la presencia del tan temido sensei. Mientras Obito  agradecía a Kamisama el haber sido “salvado”  Rin se le acercó y le preguntó de forma amable:
-¿Me puedes hacer un espacio para mí?- le solicitó con vocecita tierna y suave
-Como un ángel- Obito parecía nunca deshacerse de la “mala” costumbre de que se le escaparan sus pensamientos, pero esta vez fue muy bajo, tan bajo que sólo ella y él podían escucharlo
-¿Ángel?- le preguntó ella, esperando escuchar su afirmación
-Emm… ¡No!... digo… Si- él agachó la cabeza a la vez que bajaba la mirada –Vaya que soy un idiota- eso sí que no pensó en dejarlo para sólo si mismo, mientras se hacía a un lado y quitaba su mochila de su asiento, indicando que Rin podía sentarse. Ella se sentó y lo observó: Llevaba un suéter negro con bies naranja en las orillas y una playera pegada al cuerpo también negra, con unos pantalones del mismo color, mas su porta shuriken y además: unos inconfundibles y llamativos  visores color naranja y su cabello negro de puntas, era casi imposible confundirlo con otra persona. Pero lo que más le llamaba la atención a Rin era que no podía ver bien sus ojos: no sabía de qué color eran, aunque, por ser del Clan Uchiha, era natural que los tuviera negros. A pesar de eso, ella no conocía mucho del Clan Uchiha: lo único que sabía era que era un clan muy fuerte debido a su habilidad especial: el Sharingan. Aún así, ella no quería quedarse con la curiosidad… Obito aún yacía con la cabeza agachada y en eso notó que unas manitas se dirigían a su rostro
-¡Ah!- gritó el espantado: nunca se le había acercado tanto una chica, y menos sus manos “sus manos” pensó para sí ¿Qué tal si quería hacerle algo pervertido?  Él puso sus manos en forma de puño simulando una defensa, a lo que ella rió
-No te preocupes, yo sólo quiero ver tus ojos- El muchacho se le quedó viendo de forma incrédula
-¿Y… y p-porque quieres v-ver mis o-ojos?- tartamudeó esperando una respuesta, ella sólo sonrió
-Eso es simple: quiero saber cómo eres realmente- a lo que el chico no opuso resistencia y se dejó tocar el visor por las frágiles y blancas manos de la chica. Pero como ella empezó a batallar para quitárselas, él se quitó el visor lentamente, como si se tratara de una máscara, una máscara que no le importaba llevar puesta todo el tiempo. Rin lo observó sin quitarle la mirada de encima: ella examinaba cada centímetro de la persona que ahora tenía enfrente
-Tus ojos…- comenzó a decir de la nada
-Sí, lo sé, están un poco enrojecidos porque hace rato… se me metió algo en el ojo- aquello sonaba a mentira, pero ella no le preguntó nada: aún así, parecía exigirle respuestas con la mirada, pero sin dejar de ser una cálida mirada
-¡Son negros!- ella casi exclamó triunfante, como si hubiera descubierto algo muy importante, o quizá sí lo hizo –tienes ojos muy bonitos, Obito. Aquello había dejado sin habla al chico del visor naranja, sin saber cómo era la forma más apropiada para reaccionar o seguir con la conversación: de él solo salió un notable sonrojo que tornaba de rojo sus mejillas. Ella por su parte le sonrió con un leve rubor rosado
“¿Acaso Rin esta sonrojada?” se preguntaba él “¡Además, dijo que mis ojos son muy bonitos! Será… será que…. ¿Yo…yo le gusto? “
Él seguía con la boca abierta, sonrojado y sin decir nada, hasta que ella hizo movimientos con la mano a ver si la estaba mirando realmente o si se había perdido en un mundo paralelo
-¡Eh! E-etto…  ¡Gracias!-agradeció el halago con una gran sonrisa de mazorca, mostrando unos dientes blancos bien cuidados y parejos
-¡Vaya! También tienes bonitos dientes- dijo ella sonriendo cerrando los ojos. Ahora sí que estaba rojo como un tomate
-Etto… Gr-gracias, trato de tenerlos siempre limpios- comenzó a platicar él: aunque fuera de sus ojos o de sus dientes el tema, la plática era muy amena
-También quería…- comenzó a hablar ella de repente- quería darte las gracias por haberme… defendido hace rato- Obito se quedó boquiabierto y parecía ponerse más rojo –Fuiste muy valiente – Ahora comenzaba a sudar
-Hehehe ¡no es nada! Lo que sea por ti…- Obito sonreía ampliamente sin dejar de estar sonrojado. -Además ese idiota de Kakashi me cae en la punta de…-
-Gracias- le volvió a agradecer- enserio muchas gracias- Obito extrañado se volteó a verla de frente y le preguntó:
-¿Gracias de qué?- preguntó extrañado
-Gracias por ser mi primer amigo- dijo ella con una sonrisa
Ahora sí que era el boom, Obito expulsaba humo por las orejas del sonrojo y Rin sólo reía divertida
-¡Oigan ustedes! ¡Ya dejen de estar platicando y pónganse a estudiar!- gritó el maestro de mala gana
-Hai- contestaron al unísono, y al ver que fue así, sólo sonrieron.
-Rin chan…- comenzó a decir él sin tartamudear- Gracias a ti-  y le sonrió
-¿Am? ¿De qué, Obito kun?- le preguntó ahora siendo ella la extrañada
-Gracias a ti por ser mi primera amiga-
Rin abrió grandes los ojos sorprendida por haber escuchado esa declaración. Finalmente  le brindó una tierna sonrisa y le dibujó una estrella en su pergamino… Quizá era la estrella que le decía que podía hacerse su deseo realidad… Obito sólo sonrió al darse cuenta de que había descubierto la razón por la cual no quería estar deprimido nunca más y ahora sí esforzarse en ser un buen ninja: para proteger a Rin chan… y de paso hacer que se enamore de mí.
"Rin chan... Quiéreme... Ámame, hazme parte de tu mundo"


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