Capítulo 3: Lluvia
Era el final del primer día de clases: después de estar
abrazados todo el resto del receso Obito no articuló palabra alguna y se limitó
a estar al lado de Rin todo el tiempo: durante las clases estuvo callado como
una tumba y a la hora de la salida, cuando todos se marchaban, Rin se paró de
su asiento dispuesta a irse… pero no quería irse sola
-¿Obito?- le empezó a hablar ella con vocecita preocupada,
como si tuviera miedo de hablarle
-¿S-si?- reaccionó él después de estar tanto rato
ensimismado
-¿Qué te parece si nos vamos juntos?- le propuso ella, sonriendo
con un leve rubor rosado, característico de ella
-¡Claro!- Obito salió de su planeta para actuar mas “normalmente”,
con una sonrisa de oreja a oreja y acompañando a Rin sin dejar de hablar.
Salieron de la academia ninja juntos mientras Kakashi los observaba desde
lejos: parecía pensativo y algo molesto ¿serian celos? O quizás la inusual
pareja le causó curiosidad: era muy extraño que Obito fuera acompañando a
alguien a casa después de clases y mas si era una chica, pero quizás eso no tenía
tanta importancia: tomo su libro y se marchó por su lado. Obito parecía un
perico hablando de un montón de cosas graciosas y sin sentido: le platicaba lo
gracioso que era ver al maestro rabiar cuando la clase se ponía aburrida y era
Obito precisamente quien trataba de “alegrar” el ambiente, aunque sólo lograba
ser regañado llevando castigos un tanto severos (como limpiar toda la academia
un día para verla toda sucia al día siguiente) a él no le importaba, si así
lograba un poco de atención. Pero ahora la cosa parecía cambiar porque ahora
sólo quería la atención de una persona… de ella… de Rin. Rin por su parte
permanecía callada: tan sólo soltaba un par de monosílabos para afirmar o negar
una cosa u otra y lo escuchaba atentamente, quizá hablar mucho no era el fuerte
de ella, pero el de él sí. Obito comenzó a sentirse extraño por ser él el único
que estaba hablando: su nueva amiga parecía que no quería hablar: no porque no
tuviera algo de que hablar, sino porque no quería hacerlo, o al menos esa era la
impresión que a él le daba. Comenzó a sentirse salgo molesto con el asunto
-Rin chan ¿te pasa algo?- la sacó un momento de sus
pensamientos justo cuando ella había bajado la mirada
-¿Eh? ¿De… de que hablas?- lo miró curiosa, sorprendida un
tanto por la pregunta.
-Pues… no me has dicho nada y a duras penas contestas a lo
que te platico… Dime ¿te sientes mal? O… ¿quizás dije algo que te molestara?-
le preguntó serio, pero en realidad estaba preocupado por ella
-Perdón, no quise molestarte con mi actitud… sólo que… -ella
tragó saliva antes de hablar- estaba
pensando en lo que pasó hoy-
-¿Mmm? ¿Hoy?- le preguntó frunciendo la boca y el ceño,
mirando hacia arriba mientras se sobaba la barbilla -¿Qué pasó hoy?- preguntó
con ojitos tristes como si quisiera llorar
¿Ehh?- ella estaba algo en shock por su pregunta -¿no lo
recuerdas? ¡Me abrazaste sin razón alguna! A-además no me dijiste por que lo
hiciste…- ella bajó la mirada sonrojada de color rojo volteando hacia otro
lado, sin verlo a los ojos
-Bueno, yo… etto, verás… yo no lo olvidé, no pensé que te refirieras
a eso…- el bajó la mirada, pasándose un brazo por la cabeza sonrojado también –Yo…
a decir verdad… no lo olvidé- puso sus manos dentro de sus bolsillos y volteó también
hacia otro lado, sin querer mirarla. Rin lo voleó a ver sorprendida y en eso
comprendió el por qué lo había hecho
-Rin chan…- comenzó a hablar él, rompiendo el silencio –Perdóname
por abrazarte- y la volteó a ver con una sonrisa en los labios –Enserio, si te molesta
no lo vuelvo a hacer pero… hace rato… fue inevitable, yo… no pude evitarlo ¡no
quería evitarlo!- Rin estaba anonadada escuchando tales palabras de un chico
que apenas llevaba un día de conocerlo ¿Quizás él estaba… enamorándose de ella?
Tenia que actuar rápido
-Obito kun ¡no te disculpes por favor! No te disculpes por
algo que a mi también me gustó- en eso ella se tapó la boca, queriendo retractarse
por lo que había dicho. Ahora el anonadado era él. No podía creer que ella le
dijera que le había gustado aquel abrazo que pudo sus corazones al mil por hora
-…Yo… bueno…mi corazón estaba…-
-…Acelerado al mil por hora- terminó el la frase y sin salir
de su sorpresa por haber pensado exactamente lo mismo, sólo pudieron sonreírse mutuamente.
Se miraron a los ojos, suprimiendo la sonrisa y parecía que querían estar mas
cerca, que querían estar abrazados de nuevo... Tanta soledad en la vida del
chico (y sin saberlo, de la chica también) había sido extinguida en un momento
por un abrazo que en un impulso inocente había hecho trizas el pasado y hacía
sentir desde hace mucho tiempo y por primera vez amor. “¿Amor?” se preguntó Obito entre sus revoloteantes pensamientos “¿Me he enamorado de ella? ¡Pero si apenas
la conozco! Pero que tonterías digo, si hasta le di un abrazo, y sin pensarlo…”
Más confundido no podía sentirse, y no sabia como detener ese momento de
aparente tensión, se fue contra un muro y le dio un puñetazo ¿Acaso había hecho
mal? Rin lo observaba con preocupación ¿lo habría hecho sentir mal con ese “reclamo”?
¿Ese reclamo de cuestionarle el porque de su aparente olvido? Ese “Olvido” que
no era cierto, pues el recordaba perfectamente que la había abrazado “Obito kun…
porque me abrazaste ¿acaso tu… yo te… tu me amas? ¡Pero si no nos conocemos!”
- Aunque a decir verdad…- ella comenzó a hablar y se le
acercó, sacando al muchacho de sus pensamientos que lo torturaban – sí me gustó
mucho que me abrazaras- Y sin pensarlo ella tampoco lo abrazó con fuerza:
Aquello había tomado desprevenido al joven del visor naranja y se quedó inmóvil, su corazón latía con
fuerza de mil estruendos y no dejaba de sudar “¿Rin me esta abrazando?” Pensaba “¡y con mucha fuerza! No puedo perder esta oportunidad…” Pero justo
cuando se quería voltear para abrazarla ella se fue corriendo, ocultándole su
rostro, ya que se encontraba totalmente roja por lo que había hecho. Obito se
quedó pasmado y un tanto decepcionado, por no poder corresponderle el abrazo y
dejó su mano al aire, como si se le hubiera escapado algo importante y de hecho
fue así
-¡Ha-Hasta mañana Obito kun!- le gritó despidiéndose
tartamudeando un poco y desapareció
entre las calles de la hermosa villa de Konoha, la vílla donde comenzaba a nacer
un bello y tierno amor. En eso, una gota cayó en la nariz de Obito: volteó
hacia arriba y vio cómo las nubes negras hacían su aparición, desatando una
fuerte lluvia
-¡Oh vaya! Quien lo diría ahora esta lloviendo, espero que
Rin chan haya traído un paraguas ¿y si voy a
alcanzarla?- se decía platicando a sí mismo, pero justo en ese instante
la volvió divisar: estaba acompañada de
una mujer de cabello largo rubio y ahora la tomaba de la mano “Parece que es su mamá” En ese caso, era
mejor dejar las cosa así… Por ahora. Obito puso las manos atrás de su cuello y
comenzó a caminar bajo la lluvia: la lluvia que siempre había detestado pero
ahora, parecía que era bañado en una lluvia de esperanza… y de amor.
“Tú serás mía… Rin
chan. De mí depende que sea así”
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