martes, 16 de octubre de 2012

Obito x Rin Fanfic "Quéreme... Ámame... Hazme parte de tu mundo"


Capítulo 3: Lluvia
Era el final del primer día de clases: después de estar abrazados todo el resto del receso Obito no articuló palabra alguna y se limitó a estar al lado de Rin todo el tiempo: durante las clases estuvo callado como una tumba y a la hora de la salida, cuando todos se marchaban, Rin se paró de su asiento dispuesta a irse… pero no quería irse sola
-¿Obito?- le empezó a hablar ella con vocecita preocupada, como si tuviera miedo de hablarle
-¿S-si?- reaccionó él después de estar tanto rato ensimismado
-¿Qué te parece si nos vamos juntos?- le propuso ella, sonriendo con un leve rubor rosado, característico de ella
-¡Claro!- Obito salió de su planeta para actuar mas “normalmente”, con una sonrisa de oreja a oreja y acompañando a Rin sin dejar de hablar. Salieron de la academia ninja juntos mientras Kakashi los observaba desde lejos: parecía pensativo y algo molesto ¿serian celos? O quizás la inusual pareja le causó curiosidad: era muy extraño que Obito fuera acompañando a alguien a casa después de clases y mas si era una chica, pero quizás eso no tenía tanta importancia: tomo su libro y se marchó por su lado. Obito parecía un perico hablando de un montón de cosas graciosas y sin sentido: le platicaba lo gracioso que era ver al maestro rabiar cuando la clase se ponía aburrida y era Obito precisamente quien trataba de “alegrar” el ambiente, aunque sólo lograba ser regañado llevando castigos un tanto severos (como limpiar toda la academia un día para verla toda sucia al día siguiente) a él no le importaba, si así lograba un poco de atención. Pero ahora la cosa parecía cambiar porque ahora sólo quería la atención de una persona… de ella… de Rin. Rin por su parte permanecía callada: tan sólo soltaba un par de monosílabos para afirmar o negar una cosa u otra y lo escuchaba atentamente, quizá hablar mucho no era el fuerte de ella, pero el de él sí. Obito comenzó a sentirse extraño por ser él el único que estaba hablando: su nueva amiga parecía que no quería hablar: no porque no tuviera algo de que hablar, sino porque no quería hacerlo, o al menos esa era la impresión que a él le daba. Comenzó a sentirse salgo molesto con el asunto
-Rin chan ¿te pasa algo?- la sacó un momento de sus pensamientos justo cuando ella había bajado la mirada
-¿Eh? ¿De… de que hablas?- lo miró curiosa, sorprendida un tanto por la pregunta.
-Pues… no me has dicho nada y a duras penas contestas a lo que te platico… Dime ¿te sientes mal? O… ¿quizás dije algo que te molestara?- le preguntó serio, pero en realidad estaba preocupado por ella
-Perdón, no quise molestarte con mi actitud… sólo que… -ella tragó saliva antes de hablar-  estaba pensando en lo que pasó hoy-
-¿Mmm? ¿Hoy?- le preguntó frunciendo la boca y el ceño, mirando hacia arriba mientras se sobaba la barbilla -¿Qué pasó hoy?- preguntó con ojitos tristes como si quisiera llorar
¿Ehh?- ella estaba algo en shock por su pregunta -¿no lo recuerdas? ¡Me abrazaste sin razón alguna! A-además no me dijiste por que lo hiciste…- ella bajó la mirada sonrojada de color rojo volteando hacia otro lado, sin verlo a los ojos
-Bueno, yo… etto, verás… yo no lo olvidé, no pensé que te refirieras a eso…- el bajó la mirada, pasándose un brazo por la cabeza sonrojado también –Yo… a decir verdad… no lo olvidé- puso sus manos dentro de sus bolsillos y volteó también hacia otro lado, sin querer mirarla. Rin lo voleó a ver sorprendida y en eso comprendió el por qué lo había hecho
-Rin chan…- comenzó a hablar él, rompiendo el silencio –Perdóname por abrazarte- y la volteó a ver con una sonrisa en los labios –Enserio, si te molesta no lo vuelvo a hacer pero… hace rato… fue inevitable, yo… no pude evitarlo ¡no quería evitarlo!- Rin estaba anonadada escuchando tales palabras de un chico que apenas llevaba un día de conocerlo ¿Quizás él estaba… enamorándose de ella? Tenia que actuar rápido
-Obito kun ¡no te disculpes por favor! No te disculpes por algo que a mi también me gustó- en eso ella se tapó la boca, queriendo retractarse por lo que había dicho. Ahora el anonadado era él. No podía creer que ella le dijera que le había gustado aquel abrazo que pudo sus corazones al mil por hora -…Yo… bueno…mi corazón estaba…-
-…Acelerado al mil por hora- terminó el la frase y sin salir de su sorpresa por haber pensado exactamente lo mismo, sólo pudieron sonreírse mutuamente. Se miraron a los ojos, suprimiendo la sonrisa y parecía que querían estar mas cerca, que querían estar abrazados de nuevo... Tanta soledad en la vida del chico (y sin saberlo, de la chica también) había sido extinguida en un momento por un abrazo que en un impulso inocente había hecho trizas el pasado y hacía sentir desde hace mucho tiempo y por primera vez amor. “¿Amor?” se preguntó Obito entre sus revoloteantes pensamientos “¿Me he enamorado de ella? ¡Pero si apenas la conozco! Pero que tonterías digo, si hasta le di un abrazo, y sin pensarlo…” Más confundido no podía sentirse, y no sabia como detener ese momento de aparente tensión, se fue contra un muro y le dio un puñetazo ¿Acaso había hecho mal? Rin lo observaba con preocupación ¿lo habría hecho sentir mal con ese “reclamo”? ¿Ese reclamo de cuestionarle el porque de su aparente olvido? Ese “Olvido” que no era cierto, pues el recordaba perfectamente que la había abrazado “Obito kun… porque me abrazaste ¿acaso tu… yo te… tu me amas? ¡Pero si no nos conocemos!”
- Aunque a decir verdad…- ella comenzó a hablar y se le acercó, sacando al muchacho de sus pensamientos que lo torturaban – sí me gustó mucho que me abrazaras- Y sin pensarlo ella tampoco lo abrazó con fuerza: Aquello había tomado desprevenido al joven del visor naranja  y se quedó inmóvil, su corazón latía con fuerza de mil estruendos y no dejaba de sudar “¿Rin me esta abrazando?” Pensaba “¡y con mucha fuerza! No puedo perder esta oportunidad…” Pero justo cuando se quería voltear para abrazarla ella se fue corriendo, ocultándole su rostro, ya que se encontraba totalmente roja por lo que había hecho. Obito se quedó pasmado y un tanto decepcionado, por no poder corresponderle el abrazo y dejó su mano al aire, como si se le hubiera escapado algo importante y de hecho fue así
-¡Ha-Hasta mañana Obito kun!- le gritó despidiéndose tartamudeando un poco  y desapareció entre las calles de la hermosa villa de Konoha, la vílla donde comenzaba a nacer un bello y tierno amor. En eso, una gota cayó en la nariz de Obito: volteó hacia arriba y vio cómo las nubes negras hacían su aparición, desatando una fuerte lluvia
-¡Oh vaya! Quien lo diría ahora esta lloviendo, espero que Rin chan haya traído un paraguas ¿y si voy a  alcanzarla?- se decía platicando a sí mismo, pero justo en ese instante la volvió  divisar: estaba acompañada de una mujer de cabello largo rubio y ahora la tomaba de la mano “Parece que es su mamá” En ese caso, era mejor dejar las cosa así… Por ahora. Obito puso las manos atrás de su cuello y comenzó a caminar bajo la lluvia: la lluvia que siempre había detestado pero ahora, parecía que era bañado en una lluvia de esperanza… y de amor.
“Tú serás mía… Rin chan. De mí depende que sea así” 



lunes, 15 de octubre de 2012

Obito x Rin fanfic "Quiéreme... Ámame... Hazme parte de tu mundo"


Capítulo 2: Hojas del otoño y cerezos en flor

Soy Obito Uchiha: el chico mas genial y guapo de toda Konoha *sonrío ampliamente*… ¡Aunque ese idiota de Kakashi siempre me lleva el crédito de todo! Se roba toda la atención de la villa y de las chicas aparte *frunzo el ceño* sobre todo de la chica que mas me gusta bueno, la única chica que me ha gustado desde que la vi por primea vez. Es tan linda y tan amable conmigo, que me duele que vea siempre con ojitos brillantes a Kakashi y a mí me vea como un simple amigo… Cómo quisiera que me viera más que eso…
Soy Rin: soy nueva en la academia ninja de Konoha aunque ya vamos a terminar el curso: provengo del País del Remolino y mi sueño es ser ninja médico. Mi mejor amigo en todo el mundo es Obito: a veces siento que el me mira diferente a como lo hacen otras personas, como si quisiera comerme con miel con la mirada… Me pregunto si le gustaré… A decir verdad, a mí me gusta otra persona, pero siento que si digo algo lastimaré los sentimientos de Obito y eso jamás me lo perdonaría
Me llamo Kakashi Hatake: hay muchas cosas que me gustan, tengo mis pasatiempos y mis planes para el futuro, los cuales no pienso mencionar.
Obito y Rin se la pasaron estudiando juntos todo el primer día de clases (para ella) hasta que sonó la campana que indicaba la hora del descanso. Todo el mundo salió alegremente para descansar un poco de las duras clases y entrenamientos para poder salir a divertirse y relajarse un poco. Rin no sabía dónde podía sentarse para poder disfrutar de su almuerzo, pero Obito amablemente no se despegó de ella ni un segundo (que considerado) y le indicó un lugar especial donde él pasaba el tiempo en aquella academia ninja: era un enorme árbol donde él se pasaba durmiendo sobre sus frondosas ramas. Debajo había un columpio viejo que nadie usaba daba una espléndida sombra. Rin quedó maravillada de tan acogedor lugar.
-¡Es genial!- exclamó ella entusiasmada –se ve muy cómodo para almorzar
-Si, si lo es- dijo él sonriendo satisfecho, aunque luego la sonrisa comenzó a desaparecer mientras bajaba la mirada: se destapó un poco los gogles para tallarse un poco los ojos
-¿Estas llorando, Obito kun?- le preguntó ella preocupada
-¡No! Estoy bien solo que… se me metió una basura en el ojo-
-¿Con los gogles puestos?-  le preguntó, teniéndolo acorralado
-….. Bueno etto yo…mmm- bajó más la mirada y se sentó en el suelo, a los pies del enorme árbol y escondió su rostro bajo sus brazos, con aparente tristeza. Rin lo miró algo triste, pues de un momento a otro su amigo que estaba muy alegre hasta hace un momento lucía deprimido. Para alegrarlo un poco se sentó junto a él y le extendió, sin hacer mucho ruido, un pequeño paquete envuelto en un pañuelo rosado con bolitas blancas: Obito se asomó un poco dejando ver uno de sus penetrantes ojos negros hasta que la curiosidad del ganó y observó detenidamente a Rin y al pequeño paquete que le mostraba: era una caja de tamaño medio (era algo grande para las delicadas manos de Rin) y estaba envuelto en una tela color rosado con bolitas blancas, Rin le sonreía de forma amable tierna para él y en eso se sintió confundido
-¿Y eso que es?-  preguntó curioso, dejando de lado su estado triste
-Es mi almuerzo, bueno, nuestro almuerzo- le contestó ella sonriendo. Obito la miró asombrado con la boca abierta y en un instante su tristeza se había disuelto en nada y la abrazó con fuerza
-¡Arigato Rin chan!- y no dejaba de sonreír y de abrazarla fuerte, teniéndola confundida y sonrojada
-¡O-Obito kun!- ella estaba algo espantada por la reacción del chico, pero no dejaba de producirle una sensación extraña… como si le gustara que ella estuviera abrazando. Cuando Obito se dio cuenta de que ella se estaba “incómoda” (cosa que no era del todo cierta) la soltó de golpe todo sonrojado al igual que ella.
-E…etto… GRACIASPOR EL ALMUERZO- y estando mas rojo que su símbolo Uchiha se dispuso a abrir el pequeño paquete que Rin le  había regalado: cuando lo abrió se percató de que eran Inarizushi: un tipo de sushi que es llamado “sushi ligero”: un grupo de arroz cocido relleno con una bolsa de tofu frito. Obito se le quedó viendo al platillo totalmente serio, ocultando sus ojos en su propia sombra
-Espero que te guste… Yo… hice un poco de almuerzo extra por si lo podía compartir con un amigo y pensé en este platillo que me hacía mi madre cuando era niña…-
Rin notó lo callado que estaba Obito “¿Acaso no le ha gustado? Pero si ni lo ha probado”
-Rin chan….-comenzó a hablar de repente: de pronto, Rin notó como las lágrimas salían de los lindos ojos negros de Obito, quien parecía que no podía ponerle fin a esas cascadas que ahora caían rebosantes de sus inocentes ojos
-¡Obito kun! ¿Qué te pasa, estas bien? ¿A…acaso no te gustó la comida? pero si no la has…-
-¡GRACIAS!- gritó él queriendo abrazarla pero se detuvo en el último instante
-¿Obito kun estas bien? ¿Te hice… algo malo?- Rin estaba ahora tan preocupada y confundida que ahora se sentía fatal ¿lo habrá lastimado sin querer? No.
-Perdóname por llorar así tan de repente Esque yo… Esque… este platillo me lo hacía mi mama cuando yo era pequeño- le contestó sonriendo, limpiándose las lágrimas. Rin ahora tenía la boca abierta y le brillaban los ojos, como si quisiera llorar
-¿E-enserio?- le preguntó ella con los ojitos brillando con lágrimas que amenazaban con salir
-¡Claro! Déjame pruebo un poco- Obito abrió grande la boca y degustó un buen bocado del Inarizushi -….Rin chan…. ESTA DELICIOSO ¡es lo más rico que he probado en mi vida!-
Rin ahora ya no quería llorar, tenía las mejillas sonrosadas como si estuviera apenada pero a la vez feliz
-¿E-Enserio te gustó?- preguntó muy sonrojada
-CLARO QUE SI- le contestó exclamando lo feliz que se sentía con una gran sonrisa
-Obito kun… ¡baka!- ella estaba llorando tapándose los ojos con las manos en forma de puño
-¡Rin chan! ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?- le decía preocupado con comida aún en la boca
-Yo… perdóname… Esque… pe-pensé que no te había gustado mi comida- él sonrió y la vio con ternura
-Cómo crees que no me iba a gustar ¡si está delicioso!- le sonrió ampliamente (interrumpiendo un poco su sonrisa para seguir comiendo)-Enserio que disfruto mucho esta comida Esque… verás…- dejó de comer un poco para comenzar a contarle su historia: -Cuando era niño mi madre me hacía este almuerzo para ir a la academia ninja, pero dese que murió ya no lo he comido- se quedó callado pero estaba sonriendo, sin dejar de disfrutar el buen sazón de Rin. Ella por su parte se quedó sorprendida por su breve relato: no sabía que Obito era huérfano y es la conmovió un poco, sintiéndose algo triste por él: no vivir sin una madre que cuide de ti debe ser duro, y más cuando no tienes quien te haga la comida. Obito la notó pensativa y de inmediato reaccionó
-¡Pero no te preocupes por mí, yo sé cuidarme solo! Aquí de genial como me vez, yo sé cocinar- le dijo triunfante, sin dejar de sonreír… pareciera que era algo natural en él: su amplia y bella sonrisa
“¿Su amplia y bella sonrisa? Dios, en qué estoy pensando” Rin en ese momento se puso roja como un tomate y Obito estaba sacado de onda por el “leve” cambio de tono de piel de su amiga
-¿Te pasa algo, Rin chan?- preguntó entre curioso y preocupado
-¡No, estoy bien! Sólo que me agrada verte así- le contestó, bajando un poco la mirada, con un leve tono ahora rosado en sus mejillas: pareciera que era común que Rin se sonrojara pero de color rosa, y no rojo como   la mayoría de la gente, y eso a Obito le pareció algo muy tierno
“¿Ella me paree tierna? Demonios creo que ahora si he caído bajo su hechizo… Esque… es tan hermosa”
-Amm… ¿ve-verme… verme como?- le preguntó nervioso
-Feliz-  dijo ella sin más vueltas
-¿Feliz?- preguntó confundido
-¡Sí!- me encanta verte feliz porque la verdad no soporto verte triste o llorando, me hace sentir triste a mí también…-
Obito se quedó pasmado ante tal declaración y sólo sonrió, en eso, no lo pensó y la abrazó con fuerza, pegándola fuertemente contra su pecho sin preguntarle ni explicarle nada sobre el por qué lo estaba haciendo: Ella estaba ahora sonrojada de color rojo intenso y él también, sólo que lucía más calmado, pero eso no era cierto… su corazón latía fuerte, tan fuerte como el de ella, como si ambos corazones se fueran a salir a volar juntos lejos de sus cuerpos, que ahora no escuchaban nada, ni el ruido de las demás personas en el patio ni nada más, sólo podían escuchar el sonido armónico de sus pensamientos
“¿Será que me he enamorado?”
Ellos no lo sabían pero ambos pensaban lo mismo ese momento.



domingo, 14 de octubre de 2012

Obito x Rin fanfic "Quiéreme... Ámame... Hazme parte de tu mundo"


Quiéreme…  Ámame: hazme parte de tu mundo

Era cerca del último día de clases en la academia ninja: todo el mundo estaba muy feliz porque por fin saldrían del tedioso lugar que tanto esfuerzo les había costado dejar: adiós prácticas tediosas, entrenamientos intensivos y clases aburridas: por fin todos serían nombrados Genin: faltaba poco para que ese día llegara, cerca de tres meses, pero esos últimos días eran más que nada puro relajo y diversión: como suelen ser las épocas del fin de cursos. Obito Uchiha  se encontraba sentado en su respectivo asiento dentro del salón de clases, totalmente aburrido y sin ánimos de nada: era curioso en él que no estuviera socializando y como quien dice, echando relajo, pero la verdad él se encontraba muy deprimido: muy aburrido con la vida misma. No había logrado activar su Sharingan todavía “No he logrado activar mi Sharingan… ¿será eso lo que me tiene deprimido?” se preguntaba entre sus pensamientos “Si, debe ser eso. Ya se me olvidará el asunto cuando lo logre” pero él seguía con los ánimos por el piso ¿tendría que ver que no tenía amigos? “Puede ser eso ya que nadie me habla, y si les hablo, se alejan” él se preguntaba por qué parecía no caerle bien a nadie: quizás era muy ruidoso, demasiado alegre o muy hiperactivo “¿Es un crimen ser uno mismo?” se preguntaba “puede ser eso lo que me tiene deprimido” se seguía preguntando: en eso divisó a un grupo de niñas (no tan pequeñas, de nueve a diez años) las observó: todas preocupadas por ellas mismas y por como lucía su cabello esa mañana, o sobre quien tenía la ropa más bonita o las mejores habilidades ninja: todas unas superficiales “Niñas” se decía el mismo, en eso, una de ellas volteó: -¿Acaso nos llamaste, tonto?- le gritó una de ellas –N…n-no, yo sólo…- al pobre le daba por tartamudear cuando en la escasa ocasión, una chica le llegaba a hablar… o insultar  -¡Hey, baka, no me digas que quieres una novia!-exclamó otra de ellas pero con voz aún mas fuerte haciendo que todo el mundo la escuchara. Para mala suerte de Obito, toda la clase se estaba riendo de él “Sonará raro, pero eso no me hace sentir deprimido, siempre es lo mismo” y así era, siempre era lo mismo: él hacía bromas para que se rieran de él, o simplemente se burlaban de él por pura gracia o costumbre, pero él estaba harto.  En eso, se uso a pensar en la última burla que le habían dicho: “¡Hey, baka, no me digas que quieres una novia!”  “Novia” pensaba, hasta que sus pensamientos lo traicionaron –Si quiero…- dijo  en un impulso, un inocente y repentino impulso que no fue capaz de reprimir y no previó que las risotadas en su contra se desataran al por mayor -¡Que tonto! ¡Feo! ¡Eres un asco!-  gritaban todas las niñas del salón “Okey, ahora sí recuerdo porque estoy deprimido” y la respuesta era simple: “Nadie me quiere”. En eso entró el maestro haciendo que con su presencia todo el mundo se callara
-¡Muy bien! Vamos a iniciar la clase…. ¡ASI QUE CALLENSE!- y con ese estruendoso grito como el motor de una sierra todo el mundo se quedó en silencio, salvo unas pequeñas risas que aún se escuchaban
-¿Y ahora de quién se ríen?- ya no preguntaba de “que”, sino de “quien”- No me digan que de Obito… otra vez- mostraba una leve cara de fastidio, pero sin dejar de ser tenebroso
-Ibiko-sensei, es que es que…. ¡Obi-no-baka quiere tener novia! Ahahah- alguien se empezó a burlar pero…
-A CALLAR- lo calló de un golpe, perdón, grito- Aquí no venimos a jugar a los novios, déjense de tonterías y… Obito el día de hoy no me des lata ¿entiendes?- le lanzó una mirada intimidante, pero lejos de intimidarse Obito sólo lo miró con desinterés y soltó un monosílabo
Ibiki Morino era uno de los maestros más temidos, en el rango de Chunin próximamente a convertirse en Jounin, decían que se especializaba en la tortura de alumnos cuando éstos no aprendían nada: Obito cuando era castigado era forzado a hacer toda la limpieza de la academia durante  días, a veces semanas, pero a él ya le valía el asunto: si nadie en el mundo que no fuera su madre lo iba a querer, no le importaba en lo más mínimo lo que le sucediera a él ¿Acaso la vida sólo era tratar de activar el Sharingan?... En eso….
-CIERREN TODOS LA BOCA O LOS MATO- la clase muy amablemente se quedó callada por un leve momento de terror –Voy a presentarles a una nueva alumna, ella viene de la aldea del Remolino y terminará sus estudios en Konoha…. *silencio* VAMOS PASA, NO TENGO TODO EL DÍA- gritó desesperado, pero aquellos pequeños piececitos se movían muy lento
-VAMOS- le volvió a gritar hasta que ella se decidió a entrar: Obito con poco interés dio un vistazo al nuevo alumno, que no era nuevo, sino nueva: él, al percatarse de su belleza, la observó lentamente de pies a cabeza:  Tenía el cabello corto y castaño brillante, como si fuera un chocolate: sus ojos eran de color café y hacían juego con su cabello: su piel era muy blanca, parecía una muñequita de porcelana: llevaba puesta una blusa negra pegada al cuerpo de manga larga, y una falda de color rosado que le llegaba hasta un poco antes de las rodillas y unas calcetas color rojo: su única “peculiaridad” era que tenía dos marcas color morado en las mejillas, pero de ahí en fuera, era…
-Preciosa…- todas las miradas fueron para Obito por un momento, inclusive la de la chica nueva que ahora lo observaba también: sus ojitos vibrantes ahora estaban puestos fijamente en él, con un leve sonrojo. Después de todo, que te digan “preciosa” el primer día de clases y además que sea un chico que no conoces, eso pone ruborizada a cualquiera
-Ahahahahhaahahahaha- todo el mundo se reía de él otra vez. Obito se tapó la boca cuando se dio cuenta de que lo que pensaba se había salido de su boca de nuevo sin su permiso.
-¡Demonios!-se dijo así mismo.
-¡Obito! ¡Te dije que no quería que me causaras lata hoy! ¡Hazlo de nuevo y te mandaré a limpiar los baños otra vez!
-Seee seee-  le respondió desinteresado
-QUE DIJISTE-
-¡N-nada! nada sensei lo juro- dijo él cubriéndose la cabeza
-De acuerdo, hoy tendré piedad de ti… Bueno  como les decía… Ella es Rin, será su nueva compañera hasta que termine el año-
-Mucho gusto en conocerlos- dijo ella con una sonrisa- espero llevarme buen con todos ustedes
-¡Sobre todo con Obito!- gritó una inoportuna voz, pero antes de que notaran el leve sonrojo de Obito y las risas volvieran a salir, el maestro le lanzó el borrador en la cara, rompiendo el muro con todo y alumno
-DIJE QUE SE CALLEN- esta vez nadie quiso hablar. –Rin, ve y siéntate ahí- y señaló un lugar vacío al lado de un chico de cabellera gris brillante encrespada, con el rostro parcialmente tapado que sólo dejaban ver sus ojos
-Ho-hola- dijo ella en una tímida voz, como si le diera pena hablar con ese chico
“¡No puede ser, es el idiota de Kakashi!”   Obito apretó la mandíbula y apretó fuerte los puños: Kakashi Hatake era su archirrival, su peor enemigo y la persona que mas odiaba: siempre tan popular, tan fuerte, genial y además, para rematarla, un imán de las chicas “¡Simplemente es odioso!” Se decía en sus pensamientos “Y ahora parece que ha logrado captar la atención de Rin ¡pero si ahorita me estaba viendo a mí! ¿Qué pasa con esta mujer?” Y nuevamente se sumergió en una depresión total ¿Acaso no tenía esperanzas?
 Inició la clase: todos sacaron sus pergaminos para ponerse a estudiar los puntos de corriente de chakra (materia bastante aburrida para ser sinceros) y todo el mundo estudiaba en equipo… menos Obito. En eso, se escuchó un leve golpe, como cuando das un manazo y fue Rin la que cayó al suelo
-¿Pero qué demonios ha pasado?- exclamó Obito sorprendido
-D-duele…- se sobaba la mano Rin
-Sólo quise evitar que leyera mi libro-
-¿QUE?- al parecer, Rin tenía curiosidad por el libro que llevaba Kakashi y éste, en “defensa”, le dio un “ligero manazo”, lo suficientemente ligero para que ella cayera al suelo
-Idiota… ¿la golpeaste?- gruñó Obito a punto de estallar
-Somos ninjas: no pasa nada si golpeamos a una mujer- dijo sin más expresión, aquel asunto parecía causarle indiferencia al peli plateado
-Cabrón… tú…. – y en eso, Obito se lanzó encima de Kakashi propinándole una serie de golpes frenéticos que no parecían tener fin, pero como Kakashi era muy bueno en Taijutsu, no le causaron mucho daño que digamos. Rin observaba la pelea asustada mientras todo el mundo gritaba: “¡pelea, pelea!”  Hasta que Kakashi se hartó y lo golpeó fuerte y secamente en el estómago
-¡Ugh!- se quejó él, cayendo de rodillas
-No eres rival para mi, así que mantén una distancia prudente ante mí- comenzó algo arrogante mientras le daba la espalda- Claro, si no quieres terminar c…- en eso, Obito lo golpeó en la nuca y fue Kakashi quien cayó al piso –Si no quiero terminar como tú- dijo Obito triunfante. Toda la clase lo observaba con asombro y él sonreía ampliamente, en eso volteó a ver a la pequeña Rin: ella lo miraba sorprendida en eso, él se le acercó
-¡¿No te hizo daño?!- preguntó casi gritando
-N…no… yo estoy bien- dijo ella mirándolo fijamente –G… Gracias- dijo ella finalmente, brindándole una pequeña y linda sonrisa
-Ahhh… no hay nada que agradecer- le contestó babeando el chico pelinegro (¿Así o más obvio?) pero para su mala suerte (si, otra vez) el maestro (quien había desaparecido previamente) tomó a Obito del suéter haciéndolo flotar (literalmente) haciendo que el pobre chico pataleara implorando ser liberado
-Obito…- sus ojos eran ocultos por su propia sombra y el chico gritaba llorando suplicando piedad
-Sensei no se enoje con Obito, por favor: él sólo fue en mi ayuda- le explicaba tranquilamente Rin. Ella le contó lo que había pasado y el maestro decido soltar delicadamente a Obito, haciéndolo azotar en el suelo cual saco de patatas.
-¡Hatake, Uchiha! Que no se vuelva a repetir-  sentenció el maestro con mirada seria pero más relajada. -¡Tú!- gritó refiriéndose a Rin –siéntate al lado de él- ordenó señalando el lugar vacío que estaba al lado de Obito… Éste no podía creer lo que estaba escuchando
-¿¿DE VERDAD??- preguntó maravillado casi a gritos el chico del visor naranja
-Obito… tú…- el aura asesina se sentía en el ambiente cuando….
-Ibiki sensei, se le solicita en la oficina- una atractiva mujer de cabello negro y ojos carmesí que hacían juego con sus labios hizo su aparición: la Sensei Kurenai Yuji era Chunin también y ahora solicitaba la presencia del tan temido sensei. Mientras Obito  agradecía a Kamisama el haber sido “salvado”  Rin se le acercó y le preguntó de forma amable:
-¿Me puedes hacer un espacio para mí?- le solicitó con vocecita tierna y suave
-Como un ángel- Obito parecía nunca deshacerse de la “mala” costumbre de que se le escaparan sus pensamientos, pero esta vez fue muy bajo, tan bajo que sólo ella y él podían escucharlo
-¿Ángel?- le preguntó ella, esperando escuchar su afirmación
-Emm… ¡No!... digo… Si- él agachó la cabeza a la vez que bajaba la mirada –Vaya que soy un idiota- eso sí que no pensó en dejarlo para sólo si mismo, mientras se hacía a un lado y quitaba su mochila de su asiento, indicando que Rin podía sentarse. Ella se sentó y lo observó: Llevaba un suéter negro con bies naranja en las orillas y una playera pegada al cuerpo también negra, con unos pantalones del mismo color, mas su porta shuriken y además: unos inconfundibles y llamativos  visores color naranja y su cabello negro de puntas, era casi imposible confundirlo con otra persona. Pero lo que más le llamaba la atención a Rin era que no podía ver bien sus ojos: no sabía de qué color eran, aunque, por ser del Clan Uchiha, era natural que los tuviera negros. A pesar de eso, ella no conocía mucho del Clan Uchiha: lo único que sabía era que era un clan muy fuerte debido a su habilidad especial: el Sharingan. Aún así, ella no quería quedarse con la curiosidad… Obito aún yacía con la cabeza agachada y en eso notó que unas manitas se dirigían a su rostro
-¡Ah!- gritó el espantado: nunca se le había acercado tanto una chica, y menos sus manos “sus manos” pensó para sí ¿Qué tal si quería hacerle algo pervertido?  Él puso sus manos en forma de puño simulando una defensa, a lo que ella rió
-No te preocupes, yo sólo quiero ver tus ojos- El muchacho se le quedó viendo de forma incrédula
-¿Y… y p-porque quieres v-ver mis o-ojos?- tartamudeó esperando una respuesta, ella sólo sonrió
-Eso es simple: quiero saber cómo eres realmente- a lo que el chico no opuso resistencia y se dejó tocar el visor por las frágiles y blancas manos de la chica. Pero como ella empezó a batallar para quitárselas, él se quitó el visor lentamente, como si se tratara de una máscara, una máscara que no le importaba llevar puesta todo el tiempo. Rin lo observó sin quitarle la mirada de encima: ella examinaba cada centímetro de la persona que ahora tenía enfrente
-Tus ojos…- comenzó a decir de la nada
-Sí, lo sé, están un poco enrojecidos porque hace rato… se me metió algo en el ojo- aquello sonaba a mentira, pero ella no le preguntó nada: aún así, parecía exigirle respuestas con la mirada, pero sin dejar de ser una cálida mirada
-¡Son negros!- ella casi exclamó triunfante, como si hubiera descubierto algo muy importante, o quizá sí lo hizo –tienes ojos muy bonitos, Obito. Aquello había dejado sin habla al chico del visor naranja, sin saber cómo era la forma más apropiada para reaccionar o seguir con la conversación: de él solo salió un notable sonrojo que tornaba de rojo sus mejillas. Ella por su parte le sonrió con un leve rubor rosado
“¿Acaso Rin esta sonrojada?” se preguntaba él “¡Además, dijo que mis ojos son muy bonitos! Será… será que…. ¿Yo…yo le gusto? “
Él seguía con la boca abierta, sonrojado y sin decir nada, hasta que ella hizo movimientos con la mano a ver si la estaba mirando realmente o si se había perdido en un mundo paralelo
-¡Eh! E-etto…  ¡Gracias!-agradeció el halago con una gran sonrisa de mazorca, mostrando unos dientes blancos bien cuidados y parejos
-¡Vaya! También tienes bonitos dientes- dijo ella sonriendo cerrando los ojos. Ahora sí que estaba rojo como un tomate
-Etto… Gr-gracias, trato de tenerlos siempre limpios- comenzó a platicar él: aunque fuera de sus ojos o de sus dientes el tema, la plática era muy amena
-También quería…- comenzó a hablar ella de repente- quería darte las gracias por haberme… defendido hace rato- Obito se quedó boquiabierto y parecía ponerse más rojo –Fuiste muy valiente – Ahora comenzaba a sudar
-Hehehe ¡no es nada! Lo que sea por ti…- Obito sonreía ampliamente sin dejar de estar sonrojado. -Además ese idiota de Kakashi me cae en la punta de…-
-Gracias- le volvió a agradecer- enserio muchas gracias- Obito extrañado se volteó a verla de frente y le preguntó:
-¿Gracias de qué?- preguntó extrañado
-Gracias por ser mi primer amigo- dijo ella con una sonrisa
Ahora sí que era el boom, Obito expulsaba humo por las orejas del sonrojo y Rin sólo reía divertida
-¡Oigan ustedes! ¡Ya dejen de estar platicando y pónganse a estudiar!- gritó el maestro de mala gana
-Hai- contestaron al unísono, y al ver que fue así, sólo sonrieron.
-Rin chan…- comenzó a decir él sin tartamudear- Gracias a ti-  y le sonrió
-¿Am? ¿De qué, Obito kun?- le preguntó ahora siendo ella la extrañada
-Gracias a ti por ser mi primera amiga-
Rin abrió grandes los ojos sorprendida por haber escuchado esa declaración. Finalmente  le brindó una tierna sonrisa y le dibujó una estrella en su pergamino… Quizá era la estrella que le decía que podía hacerse su deseo realidad… Obito sólo sonrió al darse cuenta de que había descubierto la razón por la cual no quería estar deprimido nunca más y ahora sí esforzarse en ser un buen ninja: para proteger a Rin chan… y de paso hacer que se enamore de mí.
"Rin chan... Quiéreme... Ámame, hazme parte de tu mundo"